Distintos estudios señalan que comer acompañado ayuda a mejorar nuestros hábitos alimenticios, porque cuando estamos con otras personas no consumimos tanta cantidad de comida y procuramos que esta sea más sana que cuando comemos solos.
Una de las principales razones que apoyan esta teoría es que al estar con más personas, buscamos algún tipo de recompensa psicológica, en base a nuestro comportamiento. Pero también se basa en las normas sociales que hemos aprendido desde pequeños. Porque a medida que vamos creciendo, vamos cambiando nuestro comportamiento en base a lo que vemos que hacen otros.
Por todos estos motivos, al final, si hemos quedado para comer con nuestros amigos, si tenemos invitados para cenar, o si tenemos cena de empresa, nuestro comportamiento nos llevará a preparar o escoger platos mucho más sanos.
Además, comer en familia es fundamental para inculcar a los más pequeños, hábitos de alimentación saludable. Si los mayores comemos sano y llevamos una dieta variada, los menores también lo harán prácticamente sin esfuerzo. ¿Te animas a probarlo?