Hasta ahora, hay muy pocos estudios que han analizado el impacto de la alimentación y las diferentes dietas en la composición de las bacterias intestinales. El microbioma intestinal es el conjunto se microorganismos que habitan en el intestino y tiene un papel fundamental en la salud. Esto, puede llegar a afectar a la respuesta inmunitaria del cuerpo o incluso problemas de digestión. Los resultados del estudio muestran que los patrones de dieta moldean el microbioma intestinal, no solo al proporcionar los microorganismos esenciales para la digestión, sino también al introducir directamente nuevos microbios a través de los alimentos consumidos.
El estudio revela que la alimentación vegana, parece ser la más beneficiosa para el intestino, seguida por la vegetariana y, en último lugar, la omnívora. Sin embargo, los científicos aclaran que los datos más relevantes surgieron en el estudio de la diversidad bacteriana y que por sí sola, no es un indicador absoluto de salud del microbioma, al no tener en cuenta la calidad y funcionalidad de las bacterias.
Los participantes con una dieta omnívora tienen mayor presencia de bacterias asociadas con la digestión de la carne, como Alistipes putredinis, y otras vinculadas a enfermedades inflamatorias y un mayor riesgo de cáncer de colon, como Ruminococcus torques y Bilophila wadsworthia.
Por otro lado, las personas veganas muestran una mayor cantidad de bacterias beneficiosas que ayudan en la fermentación de la fibra como varias especies en los filos Bacteroides y Firmicutes, que ayudan a producir ácidos grasos de cadena corta, como el butirato. Estos compuestos tienen efectos beneficiosos para la salud intestinal, ya que reducen la inflamación y mantienen un mejor equilibrio homeostático con nuestro metabolismo y sistema inmunológico. De esta forma, la diferencia principal entre veganos y vegetarianos es la presencia de Streptococcus thermophilus en el microbioma de los vegetarianos.
De esa forma, el estudio subraya que la clave para una microbiota intestinal saludable no radica tanto en el tipo de dieta que se sigue, sino en la calidad de los alimentos que la componen. La investigación reveló que quienes mantienen hábitos alimenticios más saludables, ya sean veganos, vegetarianos u omnívoros, presentan un microbioma más equilibrado.
Otro hallazgo innovador del estudio fue el análisis de la transferencia de bacterias desde los alimentos al microbioma. Se observó que las personas veganas tenían una menor presencia de bacterias asociadas a los alimentos, salvo aquellas provenientes de frutas y verduras, que eran predominantes en su microbiota. En cambio, vegetarianos y omnívoros presentaban un mayor número de microorganismos vinculados al consumo de productos lácteos, especialmente los fermentados.
El investigador Nicola Segata enfatizó que la diversidad y cantidad de alimentos de origen vegetal tienen un impacto clave para un microbioma saludable. Según sus conclusiones, evitar la carne o los lácteos no garantiza un impacto positivo si no se acompaña de una dieta variada y rica en productos vegetales de calidad. En términos generales, recomienda incrementar la ingesta de alimentos vegetales, en especial aquellos con alto contenido en fibra.
Este estudio forma parte de una investigación más amplia que busca analizar cómo la dieta influye en la microbiota de cada persona y su impacto en la salud cardiometabólica. El objetivo es avanzar hacia un enfoque de nutrición de precisión, adaptado a las necesidades individuales.