El trabajo, liderado desde el grupo de investigación de Nutrición Humana de la Universidad Rovira i Virgili y el Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili (IISPV) ha publicado sus resultados en la revista científica 'Gut Microbes'. Las conclusiones de este trabajo colaborativo provienen de los datos de un estudio epidemiológico en el que han participado 617 personas de edad avanzada con alto riesgo cardiometabólico procedentes de distintos centros de España.
Durante este proceso se evaluó el Índice de Calidad de Carbohidratos (CQI) de la dieta mediante cuestionarios validados que evaluaban el consumo de alimentos. Este índice tiene en cuenta varios parámetros como la cantidad de fibra, cereales integrales, bebidas azucaradas y el índice glucémico de la dieta. Durante la investigación también se analizaron muestras de heces para evaluar la microbiota intestinal utilizando métodos de laboratorio y técnicas computacionales de alto rendimiento.
En el análisis de resultados se observó que los participantes que habían seguido una dieta rica en hidratos de carbono de alta calidad (alto CQI) tenían una microbiota intestinal más rica y diversa, asociada a una mejor salud cardiometabólica, y una mayor presencia de bacterias beneficiosas para la salud cardiovascular.
También comprobaron cómo las personas que habían mejorado la calidad de sus carbohidratos con el seguimiento de una dieta mediterránea durante un año, experimentaron en el colon un mayor aumento de abundancia de bacterias consideradas saludables desde una perspectiva cardiometabólica.
Estos resultados sugieren que los cambios en la microbiota intestinal podrían explicar los beneficios para el metabolismo y la salud cardiovascular asociados a una mejora en la calidad de los hidratos de carbono de la dieta. Estudios anteriores demostraban que un alto CQI en la dieta se asocia con un menor riesgo cardiovascular y cardiometabólico. Ahora, en este estudio, el grupo investigador de la URV-IISPV-CIBEROBN han analizado cómo influyen en la microbiota intestinal.
Este conocimiento sobre el efecto que los nutrientes tienen sobre la flora intestinal abre la puerta al diseño de dietas específicas destinadas a mejorar la salud metabólica y prevenir o mitigar las consecuencias de diversas enfermedades, lo que supone un avance significativo en el campo de la medicina y la salud pública.
El estudio lo lideraron los investigadores postdoctorales Alessandro Atzeni y Stephanie Nishi, con la supervisión del catedrático Jordi Salas-Salvadó, jefe de la Unidad de Nutrición Humana del Departamento de Bioquímica y Biotecnología de la Universidad Rovira i Virgili e investigador principal del CIBEROBN del Instituto Carlos III y del IISPV, en colaboración con un equipo científico del CIBEROBN e IISPV.