Casi todo el mundo puede reducir su tensión arterial, incluso las personas que toman fármacos hipotensores, disminuyendo la ingesta de sodio, según un nuevo estudio de Northwestern Medicine, el Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt y la Universidad de Alabama, en Estados Unidos, publicado en el 'Journal of the American Medical Association'.
"En el estudio, los participantes de mediana a avanzada edad redujeron su consumo de sal en aproximadamente 1 cucharadita al día en comparación con su dieta habitual. El resultado fue un descenso de la presión arterial sistólica de unos 6 milímetros de mercurio (mm Hg), comparable al efecto producido por un medicamento de primera línea comúnmente utilizado para la hipertensión", explica el doctor Deepak Gupta, profesor asociado de medicina en el Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt y coinvestigador principal.
"Hemos observado que entre el 70% y el 75% de las personas, independientemente de que tomen o no medicamentos para la tensión arterial, tienen probabilidades de reducirla si disminuyen el sodio de su dieta", añade Norrina Allen, coinvestigadora principal y catedrática de medicina preventiva de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern.
Se trata de uno de los mayores estudios que investigan el efecto de la reducción del sodio en la dieta sobre la presión arterial, incluyendo a personas con hipertensión y ya medicadas. "Hasta ahora no sabíamos si las personas que ya tomaban medicación para la tensión arterial podían reducirla más reduciendo el sodio", indica Allen, también catedrática Quentin D. Young de Política Sanitaria y directora del Centro de Epidemiología y Salud de la Población.
La ingesta diaria total de sodio recomendada por la AHA debe ser inferior a 1.500 miligramos y este estudio se diseñó para reducirla aún más --apunta Allen--. "Puede ser un reto, pero reducir el sodio en cualquier cantidad será beneficioso". La hipertensión es la principal causa de morbilidad y mortalidad en el mundo. "Puede provocar insuficiencia cardiaca, infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares, ya que ejerce una presión adicional sobre las arterias --recuerda--. Afecta a la capacidad del corazón para funcionar eficazmente y bombear sangre".
Individuos de entre 50 y 70 años, de mediana y avanzada edad, de Birmingham (Alabama) y Chicago fueron asignados aleatoriamente a una dieta rica en sodio (2.200 mg al día además de su dieta habitual) o a una dieta baja en sodio (500 mg en total al día) durante una semana, tras lo cual pasaron a la dieta opuesta durante una semana. El día anterior a cada visita del estudio, los participantes llevaban tensiómetros y recogían su orina durante 24 horas. Entre los 213 participantes, la presión arterial sistólica se redujo significativamente entre 7 y 8 mm Hg cuando siguieron la dieta baja en sodio en comparación con la dieta alta en sodio, y en 6 mm Hg en comparación con su dieta habitual.
En general, el 72% de los participantes experimentaron una disminución de su presión arterial sistólica con la dieta baja en sodio en comparación con su dieta habitual. "El efecto de la reducción del sodio en la dieta sobre la disminución de la presión arterial fue consistente en casi todos los individuos, incluidos los que tenían presión arterial normal, presión arterial alta, presión arterial tratada y presión arterial no tratada", apunta Gupta.
"Al igual que cualquier actividad física es mejor que ninguna para la mayoría de las personas, cualquier reducción de sodio de la dieta habitual actual es probablemente mejor que ninguna para la mayoría de las personas en lo que respecta a la presión arterial --añade--. Esto refuerza la importancia de reducir la ingesta de sodio en la dieta para ayudar a controlar la presión arterial, incluso entre las personas que toman medicamentos para la hipertensión".
El efecto reductor de la presión arterial de la reducción del sodio en la dieta se consiguió de forma rápida y segura en una semana. "El hecho de que la presión arterial disminuyera tan significativamente en sólo una semana y fuera bien tolerada es importante y pone de relieve el impacto potencial en la salud pública de la reducción de sodio en la dieta de la población, dado que la hipertensión arterial es un problema de salud tan grande en todo el mundo", subraya la co-investigadora doctora Cora Lewis, profesora y jefa del departamento de epidemiología y profesora de medicina en la Universidad de Alabama en Birmingham.
"Resulta especialmente interesante que los productos que utilizamos en la dieta baja en sodio estén disponibles en todo el mundo, por lo que la gente tiene una oportunidad real de mejorar su salud modificando su dieta de esta forma", concluye Lewis.