Reducción de la actividad física
Los niños de hoy en día hacen menos ejercicio físico porque el tipo de juego ha cambiado. Llevan una vida más sedentaria y apenas pisan la calle en sus ratos libres. Realizar deporte durante la etapa de crecimiento es importante para fortalecer los huesos y los músculos de los peques y para prevenir problemas de salud
Aumento del consumo de alimentos precocinados
La dieta de los peques también se ha visto modificada. Ahora se consumen más alimentos precocinados porque los padres tienen menos tiempo para cocinar, también bollería, refrescos, golosinas y comida rápida, en definitiva alimentos en grasas y azúcares añadidos.
Reducción del precio de los productos ricos en grasas
Los niños y jóvenes tienen la posibilidad de adquirir este tipo de productos a un precio asequible. Además, los padres en general utilizan estos productos para festejar cualquier acontecimiento.
Comer delante de la televisión
A pesar de ser una costumbre muy extendida y amena. Está demostrado que comer mientras vemos la televisión implica que tanto los adultos como los pequeños consuman mayor cantidad de alimento al ser menos conscientes de las señales de saciedad que envía el cuerpo. Si acostumbramos a nuestros hijos a comer con la tele encendida, lo más probable es que coman cuando ven la televisión, porque asocian ambas conductas.
Dormir poco
La rutina diaria provoca que los peques cada vez duerman menos horas. Diferentes estudios señalan que la falta de horas de sueño puede incrementar el apetito por alimentos menos saludables. Además, la falta de sueño hará que nuestros hijos estén más cansados durante el día y rindan peor. Por estos motivos, es fundamental establecer un horario para irse a la cama.
Comida y estados de ánimo
Es importante no dar chucherías a los niños para entretenerlos. Si se aburren se les puede ofrecer otras actividades más saludables como jugar, practicar algún deporte o leer.