La genética es algo que ayuda a determinar las enfermedades que se van teniendo a lo largo de la vida, combinada con factores como la suerte y los hábitos de vida. En la piel aparecen arrugas y manchas, algo que supone el primer signo de envejecimiento provocado por la exposición al sol y a otros factores lesivos. Las partes más afectadas son la cara y las manos. Las personas que tienen la piel más clara y usan menos crema de sol sufren más las consecuencias del paso del tiempo.

Envejecimiento
Envejecimiento | Pexels

No es posible influir en la genética para modelar el color de la piel, pero si es posible detectar en que somos más susceptibles para cuidar nuestra piel de estos factores pro- envejecimiento. Por otro lado, el envejecimiento cognitivo es acelerado por factores como el estrés. Además las hormonas cambian con el paso del tiempo haciendo que el líbido y la capacidad de reproducción se vean alteradas y repercutan en el aspecto de la persona. En este último caso podrían administrarse hormonas para compensar la pérdida.

La insulina aumenta el cortisol

La insulina aumenta por el exceso de de la ingesta y el aumento de grasa corporal. Cuanto más estrés tenemos, más comemos y más insulina provocamos, la insulina provoca más grasa corporal y a su vez más insulina. Romper este círculo vicioso es posible comiendo menos y moviéndonos más.

Realizar ejercicio físico durante el embarazo disminuye el riesgo de cesárea y desgarro durante el parto
Realizar ejercicio físico durante el embarazo disminuye el riesgo de cesárea y desgarro durante el parto | Pexel

El cambio que se provoca en el físico, hace que suba el porcentaje de grasa y baje el de masa magra, entre la que se encuentra la masa muscular. Esta situación hace que haya menos fuerza o resistencia y se aumente el riesgo de caídas, por lo que hacer ejercicio vuelve a ser la solución. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el sistema osteoarticular se desgasta ya que los huesos también envejecen y hay un mayor riesgo de que se provoquen fracturas. Es por ello por lo que el ejercicio y la vitamina D podrían ayudar a prevenir esta situación.