El tratado debería poner en marcha medidas para proteger la biodiversidad marina y gestionar las actividades que se desarrollen en ellas de manera sostenible.
La decisión pasará a la Asamblea General de las Naciones Unidas, aunque ya son los propios países los que están presionando para que el próximo paso sea la celebración de una Conferencia Intergubernamental en 2018 para comenzar con las negociaciones formales del nuevo tratado.
Greenpeace, junto a 34 organizaciones miembros de la High Seas Alliance, se han unido para lograr que este tratado prospere y se han mostrado satisfechas con la recomendación de la ONU. Además, la organización considera urgente proteger la biodiversidad de estas aguas, que suponen dos tercios de los mares del planeta.
Precisamente, en el marco de la campaña 'Protección a toda costa', Greenpeace surcó en julio el Mar de Alborán en su buque 'Esperanza' para presionar a la acción, al recordar la riqueza de los mares y, paradójicamente, su enorme vulnerabilidad.
Ahora, según indica la organización ecologista, le toca a la Asamblea General de las Naciones Unidas dar el siguiente paso para los océanos y para todas las personas que dependen de ellos.