El cambio climático sigue haciendo mella en los océanos y predecir cómo va a ser el futuro de éstos sigue siendo prioridad para los investigadores, por este motivo decidieron realizar un experimento: calentar una zona del fondo marino alrededor de la Estación de Investigación de Rothera, situada en Adelaida, frente a la península antártica.
Para llevarlo a cabo, desplegaron una serie de paneles para calentar una fina capa de agua entre 1 y 2ºC por encima de la temperatura que había en el momento. Esta subida es la que se espera para los próximos 50 y 100 años, respectivamente.
Los científicos comprobaron que, con apenas un grado de subida de la temperatura, la población de una sola especie de bryozoa, unos pequeños animales coloniales, se disparó, sin embargo, con la proliferación de esta, se produjo una reducción en la diversidad general de especies y la uniformidad en dos meses, excepto la de un gusano marino, Romanchella perrieri, que también prosperó en un 70%.
Con el aumento de los 2ºC los cambios fueron mucho más diferentes: las especies crecieron más rápido al calentarse por el verano antártico, pero se observaron diferentes respuestas entre los ejemplares en marzo, cuando tanto la disponibilidad de alimentos como la temperatura ambiente disminuyeron.
Estos hallazgos muestran que los efectos del calentamiento futuro pueden superar las expectativas y que el impacto será masivo en el ecosistema marino.