Uno de los problemas más graves relacionados con la alimentación en la infancia se reflejaba en las cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que recogían que más de 340 millones de niños sufrieron obesidad o sobrepeso durante el año 2016.
Entre las principales causas para estos problemas destaca un elevado consumo de alimentos hipercalóricos en la infancia. Esto ha llevado a que organizaciones como la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD) hayan creado distintos decálogos para una correcta alimentación y unos hábitos de consumo saludables.
Por una parte, es esencial que los pequeños desayunen algo antes de entrar a clase. Entre los productos más aconsejables y saludables para comenzar el día con la energía necesaria destacan la fruta, los cereales y la leche.
A la hora del recreo también es aconsejable tomar algo de fruta o bien frutos secos que ayuden a los pequeños a mantener la energía que puedan haber gastado y a no sentirse demasiado cansados. Además del almuerzo, otro momento que los pequeños no deberían saltarse es la merienda.
En este caso se recomienda tomar algo de queso, un yogur o cualquier otro producto lácteo similar, así como fruta, cereales o frutos secos. En estas edades, la importancia de los lácteos pasa por incluir en la dieta, al menos tres productos de esta clase por día. Mientras tanto, la fruta es un alimento que previene todo tipo de enfermedades a cualquier edad, y que puede ayudar a mantener un peso correcto, sobre todo en la infancia.