Lo ideal es realizar alguna actividad física desde temprana edad para aumentar, con el paso del tiempo, nuestro campo y reacción visual, la sensibilidad al contraste y la visión en profundidad.

Existen multitud de actividades físicas beneficiosas para la salud de nuestra vista pero, aquellas que requieren pulso y puntería, al igual que las que necesitan coordinación visual y espacial, nos van a ayudar a ejercitar los músculos oculares; mientras que los deportes aeróbicos mejorarán la oxigenación de los ojos.

Pero para que el deporte no nos provoque lesiones oculares es necesario evitar los riesgos:

- En los deportes de contacto y juegos de pelota, como el boxeo o el golf, conviene usar gafas de protección especiales para evitar fracturas orbitarias, lesiones en los párpados, erosiones de córnea, luxaciones del cristalino o desprendimientos de retina.

- Para los deportes que tengan contacto con el agua, como el waterpolo o la natación, las gafas de protección pueden incluso estar graduadas, con la finalidad de evitar las lentillas que podrían provocar úlceras en las córneas.

- En deportes como el esquí, la vela o alpinismo, en los que la radicación solar es muy elevada, es imprescindible usar gafas de sol con filtros adecuados y protección lateral, que evita las lesiones queratitis y la conjuntivitis.