Algunos de los consejos para tener un corazón sano son mantener una dieta sana y realizar ejercicio físico a diario, como bien a aconsejado el cardiólogo de Hospiten Alejandro de la Rosa, el cual cree que mantener un estilo de vida saludable es la mejor prevención de enfermedades cardiovasculares.

De la Rosa ha mencionado algunos hábitos concretos que pueden ayudar a prevenir enfermedades cardiovasculares, como son mantener un peso adecuado, no fumar ni consumir alcohol habitualmente, tratar de reducir el estrés, vigilar la tensión arterial o controlar los niveles de colesterol. Además, visitar el médico con regularidad puede ayudar a la prevención de algunas enfermedades o a abordarlas de manera correcta.

La alimentación y el deporte

La alimentación sana es una parte muy importante para poder llevar una vida saludable, y es, precisamente, uno de los puntos que son importantes para mantener una buena salud cardiovascular.

Desde Hospiten han explicado que el comer sano puede ofrecernos una calidad de vida óptima y mejora el rendimiento deportivo, por ello explican unas pautas para mantener una buena alimentación: Lo primero de todo es priorizar la ingesta de alimentos saludables, tales como proteínas, verduras, fruta, lácteos o hidratos de carbono, y teniendo en cuenta que una alimentación sana debe aportar nutrientes, energía, minerales. La forma en que se cocinan los alimentos también es algo importante, por ello recomiendan emplear técnicas de cocción a la plancha, al horno, hervido o al vapor.

La comida sana es un pilar de la dieta
La comida sana es un pilar de la dieta | Libre

En cuanto al ejercicio físico, explican que es un punto importante a la hora de prevenir problemas cardiovasculares. En caso de ser una persona predispuesta a sufrir este tipo de enfermedades, se recomienda que, antes de comenzar a realizar la actividad física, se realice un chequeo deportivo, de tal modo que se reduzca el riesgo de muerte súbita. Además, es recomendable repetir este chequeo cada cierto tiempo. Alejandro de la Rosa explica que, antes de los 35 años, el chequeo se debe repetir cada cinco años, después, cada dos.