"No existe una dieta milagrosa, ni alimentos, nutrientes o componentes bioactivos que se dirijan a la grasa abdominal", señala Pilolla. "Independientemente del peso corporal, una mayor circunferencia de la cintura aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular, diabetes y síndrome metabólico", añade.
Estos riesgos están asociados con el tejido adiposo visceral, la grasa almacenada debajo de los músculos abdominales, que rodea los principales órganos internos. Este tejido parece ser más "metabólicamente activo" que la grasa subcutánea, almacenada debajo de la piel pero arriba de los músculos abdominales.
Por ello, los profesionales de la salud y el acondicionamiento físico deben evaluar y controlar la obesidad abdominal en sus clientes y valorar sus riesgos cardiometabólicos para la salud. Asimismo, es fundamental que los clientes se conciencien sobre dietas basadas en evidencia científica, saludables para el corazón.
"Con las consecuencias de salud asociadas con la obesidad abdominal, la investigación no cesará en esta tarea. Los profesionales de la salud y el acondicionamiento físico deben seguir siendo actualizados y críticos con las pruebas de investigación publicadas y revisadas por pares. Un solo estudio, incluso si está bien diseñado, no respalda el cambio de las recomendaciones de dieta o ejercicio", destaca el autor del artículo.