El consumo de aceite de oliva virgen aumentaría la esperanza de vida media, por encima de lo que podría vivirse a base de una dieta de aceite de girasol. Además, como demuestra un estudio desarrollado en la Universidad de Granada, si bien el aceite de pescado no consigue unos resultados al mismo nivel que los que se derivarían de un consumo de aceite de oliva, también aumentaría la esperanza de vida por encima del aceite de girasol.
Estas conclusiones, a las que han llegado investigadores de nuestro país, surgen de un estudio con roedores a los que se ha alimentado con distintos tipos de grasas. La investigación pretendía descubrir las ventajas de distintos tipo de ácidos grasos para la salud. Para ello, se han analizado los ácidos grasos omega 9, que se encuentran sobre todo en el aceite de oliva virgen; omega 6, derivados del aceite de girasol; y omega 3, que por lo general aparecen en aceites de pescado.
A partir de este punto, los autores del estudio analizaron las curvas de supervivencia de los animales después de una dieta basada en cada uno de estos aceites, así como su vida media máxima. De esta manera se ha podido demostrar que las dietas centradas en el aceite de girasol podrían resultar mucho menos sanas que aquellas que utilizasen aceite de oliva, o de pescado.
Sin embargo, como informan los especialistas, esto no se debería a que el aceite de girasol acelere la muerte, o reduzca la esperanza de vida; sino a que provoca la aparición, mucho más temprana de una serie de enfermedades que empeoran muy rápido la salud. Por tanto, al añadir a este tipo de grasa un antioxidante para combatir el envejecimiento, coenzima Q10 (CoQ10), los datos de la esperanza de vida media de los roedores con una dieta centrada en el aceite de girasol se situaban a los mismos niveles que los resultados obtenidos por el resto de aceites. En cambio, este añadido no suponía ninguna mejora en el resto de aceites.