En la adolescencia se necesita una determinada cantidad de energía y nutrientes, por lo que la alimentación debe cubrir el gasto que se origina. En concreto tres minerales tienen especial importancia: el calcio, el hierro y el zinc.
El calcio es fundamental en el crecimiento de la masa ósea, el hierro interviene en el desarrollo de tejidos hemáticos (los glóbulos rojos) y del tejido muscular, y el zinc en el desarrollo de la masa ósea y muscular, también está relacionado con crecimiento del cabello y uñas.
Entre las recomendaciones diarias para la alimentación de los adolescentes está el tomar tres o cuatro porciones de lácteos para aportar calcio, vitamina D y riboflavina; cinco o más raciones de frutas o verduras; dos porciones de alimentos proteínicos magros; de seis a once porciones de cereales, pasta, arroz y patata; y pequeñas cantidades de alimentos ricos en grasa y en azúcar.
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