Los españoles que viven en la ciudad se alimentan mejor y tienen hábitos más saludables que los de los pueblos, según se desprede de una investigación de la profesora de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad Católica de València (UCV), Elena Sandri, para su tesis doctoral en la que han participado más de 18.000 personas de 18 a 45 años.
Al tratarse de una investigación descriptiva de la realidad, no existen datos que aporten una razón científica para esas diferencias. Sin embargo, la profesora se atreve a plantear algunos factores que quizás expliquen los resultados de su estudio: "Podría deberse al hecho de que las ciudades concentran una población más joven dentro del segmento de edades que hemos investigado, además de ser más activa".
Asimismo, apunta que en las grandes localidades es más fácil encontrar una amplia gama de establecimientos que ofrecen productos alimentarios "variados y de calidad" y existe "un mayor acceso a centros deportivos, gimnasios y profesionales que ayudan con el ejercicio físico o con la nutrición".
Otra de las variables incluidas en el trabajo realizado por Sandri ha sido la localización. Según los datos obtenidos, la zona que presenta una nutrición más saludable es el norte de España, lo que ha soprendido a esta experta "pues se tiende a pensar que la zona mediterránea debería estar en el primer lugar de esa escala al poseer una mayor superficie destinada a los productos de la huerta".
En lo respectivo a las variables de tipo social, la investigación de Sandri apunta a que "un mayor nivel de ingresos y un mayor nivel educativo conllevan, en general, un estilo de vida más saludable"; o lo que es lo mismo, "mejor nutrición y mejores hábitos de descanso". Eso sí, el nivel de estudios influye más que el económico en las "decisiones nutricionales" de los españoles.
En ese sentido, explica que se encuentra realizando una nueva recogida de datos a la que ha añadido preguntas que ayuden a discernir "si existe también una diferencia nutricional entre quienes han estudiado una carrera universitaria de la rama de las ciencias de la salud y quienes no lo han hecho".
Los resultados de la investigación indican, por el contrario, que las personas con menos estudios y menor nivel de ingresos realizan más deporte y son menos sedentarios: "Quizás este resultado responde a que los trabajos menos cualificados tienen un horario fijo, en general".Así, barrunta que "aunque algunos de esos puestos laborales sean muy duros y exigentes físicamente las horas de la jornada laboral suelen estar más delimitadas que otras tareas profesionales que suponen, a veces, alargar las horas de trabajo, o llevarse faena a casa, diga lo que diga su contrato".
También influye el género de la persona. A pesar de descubrir que no existen diferencias en la mayoría de los hábitos nutricionales, los resultados de la investigación muestran que los hombres consumen más alcohol que las mujeres.
Sin embargo, hacen más deporte y duermen mejor que ellas. La hipótesis que lanza sobre este último pormenor es que "el cuidado de los hijos, incluido el despertarse por las noches para atenderles, todavía recae un poco más en la mujer, aunque estas tareas se compartan cada vez más con el hombre".
"Otro factor que podría explicar esa diferencia en el descanso nocturno se encuentra en la psicología de la mujer, que tiene a pensar más en ciertas cuestiones, a darle más vueltas a la cabeza, a preocuparse más por los hijos, sobre todo a partir de cierta edad", añade esta experta. Por otra parte, los resultados correspondientes a la edad son claros y, posiblemente, previsibles: las personas adultas tienen mejores hábitos nutricionales que los jóvenes.
En cambio, la calidad de su descanso es peor, realizan menos actividad física y son más sedentarias. Sandri explica sobre este punto que las 18.000 personas respondieron a tres preguntas. La primera, referida a la cantidad de horas que se duerme por la noche; la segunda, a la sensación de cansancio o no en el momento de despertar; y la tercera, sobre la valoración subjetiva de la calidad del sueño.
Mejor comer en familia
Una de las variables tenidas en cuenta por el estudio de Sandri presenta una diferencia de gran impacto en la sociedad actual. Así, resulta más saludable vivir y comer en compañía, sobre todo en familia, que hacerlo en soledad: "Cuando uno come solo suele tener estar menos motivado para cocinar, incluso tener más vacía la nevera. La estructura familiar, en cambio, ordena nuestros horarios y estilos de comida".
En ese sentido, Sandri alega que la segunda difusión del cuestionario pretende explorar también el tipo de nutrición según la importancia que los encuestados atribuyen a la sostenibilidad en sus elecciones alimentarias; por ejemplo, "el consumo de productos ecológicos y de kilómetro cero, o la preparación de platos caseros utilizando recetas tradicionales".
Según explica la profesora de la UCV, junto a la segunda difusión del estudio con nuevos ítems a explorar, ha puesto en marcha "otros dos proyectos de investigación, que ya tienen el visto bueno del comité de ética", para repetir en Italia y en Chile el estudio realizado en España.
"Es una línea de investigación muy ilusionante porque aporta datos que facilitan el desarrollo de acciones formativas y de sensibilización eficaces. Una alimentación equilibrada y un estilo de vida saludable son fundamentales para el bienestar de una sociedad", ha apuntado.