Aunque se sabía que diferentes circuitos cerebrales influyen en el control de la ingesta de alimentos, las neuronas de esos circuitos no toman la decisión final de frenar la ingesta de alimentos. Los científicos que han llevado a cabo la investigación explican que estas neuronas se encuentran en el tronco encefálico, una de las partes más antiguas del cerebro en los vertebrados.

Alexander Nectow, medico científico del Colegio de Médicos y Cirujanos Vagelos de la Universidad de Columbia, explica que “estas neuronas son diferentes a cualquier otra neurona involucrada en la regulación de la saciedad”.

El investigador ha señalado en su estudio qué otras neuronas del cerebro suelen estar limitadas a detectar la comida que comemos, cómo llena el intestino la comida o qué nutrientes obtenemos de ella. Las neuronas que hemos descubierto son especiales porque parecen integrar todos estos datos y mucho más"

Los 10 trucos de la nutricionista Laura Jorge para disfrutar de la comida en Navidad sin pensar en los kilos
Los 10 trucos de la nutricionista Laura Jorge para disfrutar de la comida en Navidad sin pensar en los kilos | FreePik

Cada vez que comemos, hay un momento en el que simplemente sentimos que ya es suficiente y dejamos de hacerlo, es un fenómeno habitual. Según Nectow, es un proceso que sucede cada vez que nos sentamos a comer: en un momento dado, mientras comemos, empezamos a sentirnos llenos, y luego nos vamos llenando más y llegamos a un punto en el que pensamos: bueno, ya es suficiente”.

Investigaciones previas habían identificado que la toma de decisiones sobre la saciedad está relacionada con el tronco encefálico, pero hasta ahora, ahí se perdía el rastro. En este nuevo estudio, los científicos utilizaron nuevas técnicas unicelulares que permitían observar para analizar una región del cerebro y discernir diferentes tipos de células que hasta ahora habían sido difíciles de distinguir entre sí. "Esta técnica (perfil molecular con resolución espacial) permite ver las células dónde están en el tronco encefálico y cómo es su composición molecular", según el investigador Nectow.

Para entender mejor el papel de estas neuronas en la alimentación, los investigadores desarrollaron un método que les permitía activarlas y desactivarlas con luz. Cuando las estimularon, los ratones comenzaron a comer porciones mucho más pequeñas, y la velocidad con la que dejaban de comer dependía de la intensidad de la activación. "Curiosamente, estas neuronas no solo indican una parada inmediata, sino que ayudan a los ratones a disminuir gradualmente su ingesta de alimentos", señala el investigador Chowdhury.

Nectow y Chowdhury también analizó cómo otros circuitos alimentarios y hormonas influían en estas neuronas. Descubrieron que una hormona que estimula el apetito las inhibía, mientras que los agonistas del GLP-1, fármacos utilizados actualmente para tratar la obesidad y la diabetes, las activaban. Estos experimentos descubrieron que estas entradas ayudaban a las neuronas a seguir cada bocado que tomaban los ratones.

Nectow explica que: "Básicamente, estas neuronas pueden oler la comida, verla, sentirla en la boca y en el intestino e interpretar todas las hormonas intestinales que se liberan en respuesta a la ingesta", "Y, en última instancia, aprovechan toda esta información para decidir cuándo es suficiente".

Aunque este estudio se realizó en ratones, la ubicación de estas neuronas en el tronco encefálico, sugiere que los humanos también podrían tenerlas. "Creemos que es un nuevo e importante punto de partida para comprender qué significa sentirse lleno, cómo se produce y cómo se aprovecha para terminar una comida", según ha explicado Nectow. "Y esperamos que pueda utilizarse en terapias contra la obesidad en el futuro".