La percepción del sabor dulce y la preferencia por este suele ser mayor en la niñez. Ambos siguen trayectorias de desarrollo distintas hasta la edad adulta, sin asociación ninguna entre ellos.
Para llegar a esta conclusión se ha llevado a cabo un estudio en el que han participado 108 niños, 172 adolescentes y 205 adultos, con edades comprendidas entre los 7 y los 67 años, y han colaborado los Institutos Nacionales de Salud y la Asociación Americana de Diabetes, junto con el Centro Monell de Filadelfia y la Universidad de Washington en San Luis.
Los investigadores dieron a los participantes diferentes concentraciones de agua con azúcar al gusto y midieron la concentración que preferían y la más baja a la que podrían detectar el sabor del azúcar.
Los resultados mostraron que, aunque la menor sensibilidad de los niños requiere mayores concentraciones de sacarosa para detectar poder detectar el sabor, esta no predijo el nivel de dulzura que preferían.
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