Los Institutos Nacionales de Salud estadounidenses (NIH) han realizado un estudio en el que han participado más de 5.000 mujeres y sus hijos, desde cuatro meses después de dar a luz hasta la edad de los tres años, entre 2008 y 2010.
En la investigación se tomó información sobre la salud y el peso de los padres y se realizaron una serie de pruebas para comprobar el desarrollo de los hijos.
El estudio ha demostrado que los niños con padres y madres obesas eran casi un 70% más propensos a fallar en pruebas de habilidad motora fina a la edad de los 3 años, que los niños con padres con peso normal.
Asimismo, estos niños eran un 75% más propensos a tener peor dominio personal y tenían tres veces más probabilidad de tener baja puntuación en lo que respecta a la solución de problemas.
Esto es un gran problema en un país como Estados Unidos en el que una de cada cinco mujeres embarazadas tiene sobrepeso u obesidad. Pero este estudio también ha demostrado que el padre "también tiene una influencia significativa en el desarrollo del niño", aunque se desconocen los motivos.
Sin embargo, otras investigaciones en animales indican que la obesidad durante el embarazo puede provocar la inflamación, lo que podría afectar al cerebro del feto.