Los trastornos alimenticios durante el embarazo, como la obesidad, puede traer malas consecuencias para el bebé. Así, por ejemplo, las malformaciones en el bebé están aumentando alrededor de dos veces en las mujeres obesas con respecto a las de peso normal.
En la actualidad, la obesidad de la madre puede traer consigo problemas a los niños como cardiopatías, labio leporino, reducción de miembros y, la más frecuente, espina bífida.
Esto se produce, sobre todo, por el aumento de glucemia y el déficit de nutrientes en la fase de formación de órganos, alterándola y aumentando el riesgo malformativo.
Además, se ha demostrado que las alteraciones endocrinas y metabólicas pueden producir obesidad, diabetes de tipo 2 y enfermedades cardiovasculares, cuando los niños son mayores.
Los últimos estudios también han demostrado que los bebés de madres con obesidad tienen un mayor riesgo de padecer osteoporosis, asma, trastornos del neurodesarrollo, como el autismo, y algunos tipos de cáncer.
Para llevar un embarazo adecuado, la nutricionista Paloma Ramos ofrece tres claves fundamentales:
1. La hidratación, para sobrellevar los cambios a los que se enfrenta la mujer durante el embarazo como el estiramiento de la piel. Es necesario tomar de 8 a 12 vasos diarios.
2. No comer por dos, sino comer mejor. Es recomendable tomar siete porciones de fruta y verdura al día y hacer platos multicolor. A mayor variedad de colores, más diversidad de nutrientes. Lo importante es la calidad de lo que ingieras, no la cantidad.
3. Un poco de ejercicio, para asegurar la recuperación después del parto y para que no haya complicaciones gestacionales.
La experta recomienda huir de los alimentos crudos, las ensaladas mal lavadas y los embutidos, puesto que pueden aumentar el riesgo de toxoplasmosis, una enfermedad causada por protozoos presentes en diversos mamíferos, aves y reptiles que se puede contagiar a los humanos y que puede provocar malformaciones al feto.