En espacio cerrados con calefacción y ambientes secos, el cuerpo también pierde agua a través de la piel y la respiración.
Los niños no reconocen el reflejo de la sed como lo hacen los adultos, por lo que hay que controlar que ingiernan a menudo suficientes líquidos para reponer el agua que han perdido.
La mala hidratación afecta a la piel y provoca estreñimiento.