La Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD) presentó el martes la nueva encuesta que han realizado con motivo del Día de la Nutrición, con el lema 'alimentación sostenible es vida'.
Son muy pocos los encuestados que creen que sus hábitos alimentarios no influyen en el medioambiente, tan solo un 5%, frente a un 80% que cree que sí que influye. El 15% restante no sabe si influye o no. Pero aquellos que siempre llevan una alimentación saludable y sostenible son tan solo el 7% de los encuestados, el porcentaje aumenta en los que 'casi siempre' llevan una alimentación sostenible a 42%. Aunque el menor porcentaje es el de aquellos que 'casi nunca' llevan una alimentación sostenible, que son el 3% de los encuestados.
Alimentación sostenible
El modelo alimentario actual es el responsable del 21 al 37 por ciento de las emisiones de gases efecto invernadero, por eso surge la alimentación sostenible, para combatir la crisis climática. Además, contribuye a promover la salud y el bienestar, ofrecer alimentos de calidad, erradicar la malnutrición y conservar los ecosistemas naturales, así lo afirma la Organización de Comida y Agricultura de las Naciones Unidas.
Se preguntó a los encuestados su conocimiento o desconocimiento sobre este término y el 70% de ellos afirmaron estar familiarizados con él. El 28% no está seguro. Para saber que un alimento es sostenible y por tanto saludable existe la etiqueta ecológica europea con forma de flor y una E.
La alimentación sostenible es alimentación saludable, según asegura Gregorio Varela-Moreiras, presidente de FESNAD, por ello cree que es importante promover este tipo de alimentación. Mientras que Mercedes López Pardo, secretaria científica de la FESNAD y Educadora en nutrición y dietética de la Unidad de Gestión Clínica de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba, asegura que la dieta sostenible es lo que debe de ser la alimentación y la forma más inteligente de asumirlo.
En España se han llevado a cabo medidas como campañas de sensibilización sobre la alimentación sostenible o la promoción de la dieta mediterránea. Para las empresas la certificación AENOR Desperdicio Alimentario Cero ha supuesto una medida para reconocer a las empresas que actúan para reducir los desperdicios de comida.
El problema es que, según manifiestan los encuestados, existen barreras que dificultan el llevar a cabo una alimentación sostenible. Una de las más importantes es el precio, que es superior en productos orgánicos y sostenibles, siendo este el mayor problema para el 41% de los encuestados. A su vez, un 41% no cree que el llevar a cabo una dieta saludable repercuta en el precio, mientras que un 45% opina que una dieta más saludable encarecería la compra.
Otras de las barreras mencionadas son la falta de accesibilidad y disponibilidad a estos productos (28%), el tiempo que requiere llevar este estilo de alimentación (13%) y los hábitos alimentarios arraigados (18%).
Los expertos han recalcado al importancia de una educación nutricional y María Rosaura Leis, vicepresidenta del FESNAD, ha declarado que en esta situación tienen un papel importante los comedores escolares, que deben promover la sostenibilidad, ser asequibles y garantizar la seguridad alimentaria.
Los hábitos alimentarios han cambiado y esto está generando, no solo que aumenten las emisiones, sino también en la salud de las personas, porque la tasa de sobrepeso igualó a la de desnutrición en 2022.