Entre el 20% y el 50% de las mujeres occidentales comienzan los embarazos con sobrepeso u obesidad, por este motivo, un equipo de científicos ha estudiado a 5.337 madres, padres e hijos para saber si la genética influye en los trastornos metabólicos de los pequeños.
Para ello, elaboraron un informe en el que incluyeron el Índice de Masa Corporal (IMC) materno previo al embarazo de la madre, el paterno y el del niño, además de la información sobre 153 rasgos metabólicos de los hijos tomada a los 16, 17 o 31 años.
Comparando los resultados, los investigadores hallaron una asociación entre los IMC parentales y los rasgos metabólicos de los hijos, aunque esta asociación fue más fuerte en el caso de la madre que del padre, debido a un mecanismo intrauterino.
El estudio era limitado porque los datos fueron aportados por los propios participantes y porque el IMC puede no captar plenamente la complejidad de las diferentes composiciones corporales. Los científicos afirmaron que reducir el IMC en todos los miembros de la familia puede ser más beneficioso para la salud cardio-metabólica que centrarse en la reducción del índice de masa corporal materno previo a la concepción o del embarazo.