Tomar alimentos ricos en grasas saturadas puede perjudicar en gran manera nuestra capacidad de atención y, sobre todo, de concentración. A este resultado ha llegado una nueva investigación de la Universidad de Ohio, que demostraría que nuestra alimentación tiene una gran importancia en nuestro desarrollo cognitivo.
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores se han centrado en dos grupos distintos sometidos a diferentes análisis y pruebas de atención; tras haber ingerido una dieta rica en grasas saturadas, y otra, con alto contenido en grasas insaturadas de manera respectiva.
Tras comprobar que el grupo sometido a grandes dosis de grasas saturadas reaccionaba peor a los estímulos diseñados para esta investigación, los encargados del estudio subrayan la relación directa entre este tipo de grasas y las funciones cerebrales.
Por otra parte, también se ha destacado la importancia de una afección conocida como intestino permeable, que facilita el paso de las bacterias intestinales a la corriente sanguínea. Un proceso, que podría estar favorecido por el consumo de grasas saturadas. De esta manera, se ha podido comprobar que esta afección también afectaría directamente a un aumento de las dificultades para concentrarse.
Así, los investigadores destacan que, si bien los dos tipos de dietas analizadas constituyen una alimentación poco saludable, el efecto cognitivo de la comida alta en grasas saturadas sería muy superior en comparación con una comida baja en grasas.