En verano, con la llegada de las vacaciones, en muchos casos podemos llegar a descuidar la alimentación de los más pequeños. Esto supone, en ocasiones, un aumento innecesario en su peso, de forma que los menores pueden sufrir distintas molestias o complicaciones; como por ejemplo, diarrea. Pero además, una incorrecta alimentación también puede desembocar en un problema mucho más grave, como es la obesidad.
Por ello, desde distintas asociaciones, como el Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), ofrecen todo tipo de consejos para que nuestros hijos disfruten del verano, también a la hora de comer, sin empeorar su salud.
Lo más importante es proteger a los más pequeños de los efectos del sol, sobre todo, a través de una correcta hidratación. Para ello, los expertos recomiendan beber entre cuatro y seis vasos de agua al día. Además, podemos apoyarnos en sopas y caldos fríos, así como en frutas y productos lácteos sin azúcar para conseguir una hidratación completa para los más pequeños.
Por otra parte, es también aconsejable acostumbrar a nuestros hijos a tomar fruta y verdura por encima de productos ultraprocesados como bollos o dulces con mucho azúcar. Este tipo de alimentos vegetales no solo tienen una mayor capacidad saciante, sino que además, refuerzan las defensas y fomentan el correcto crecimiento de los menores.
Por último, otro consejo para una nutrición favorable, también en verano, pasa por combinar las comidas en bloque. Es decir, preparar comidas que cuenten con una fuente de proteínas, de hidratos de carbono y otra de grasas saludables. Para ello, podemos cocinar platos que lleven carne magra, huevos o pescado azul, junto con distintas verduras y hortalizas; y otros ingredientes, ricos en grasa más saludable como aguacates o frutos secos.