El tomate es una hortaliza que pertenece a la familia de las solanáceas y es de los alimentos que producen alergia con más frecuencia. La frecuencia de la alergia al tomate varía entre el 1,7% y el 9,3%, y la media se sitúa en 4,9%, un porcentaje más bajo del que tenemos en España, que es del 6,5%. Así lo ha explicado la doctora María Luisa Somoza Álvarez, especialista en Alergología, y responsable de la consulta monográfica de Alergia a Alimentos General del Hospital Universitario Infanta Leonor.
La doctora ha explicado que se puede tener alergia a una parte concreta del tomate como las pepitas, la piel, o la pulpa, porque se han detectado alérgenos en distintas partes del tomate como las mencionadas anteriormente, pero, en general, aquellos con alergia al tomate están polisensibilizados, lo que quiere decir que tienen respuesta a varios alérgenos que se encuentran en distintas partes. Eso no quita que solo nos de alergia una parte del tomate puede ocurrir, y se podría consumir tomate sin la parte que genera la reacción, por ejemplo quitando las pepitas en caso de ser esa la parte que genera la alergia.
Cómo se manifiesta la alergia al tomate
En caso de que sea una alergia leve se puede producir prurito oral, faríngeo u ótico, pero en casos más graves puede provocar urticaria, angioedema y, en los casos más graves, anafilaxia.
Si se sufre cualquier tipo de reacción alérgica la doctora recomienda acudir a un especialista, para que confirme esa alergia y pueda ofrecer un tratamiento individualizado, y recomendar algunos medicamentos para evitar problemas en caso de sufrir nuevamente una reacción. Pero también recuerda la doctora que se debe evitar la ingesta de tomate una vez que haya presentado la alergia.
Pero evitar el consumo de tomate puede suponer una limitación en la calidad de vida, explica la doctora, porque es un alimento ubicuo, por ello es importante seguir las recomendaciones de los especialistas.
Diferencia entre alergia e intoleracia
No todas las reacciones son iguales y por tanto no afectan igual unas que otras. Se pueden clasificar en tóxicas y no tóxicas, dentro de las no tóxicas se dividen en alergias e intolerancias, donde la primera es un proceso inmunológico normalmente mediado por la inmunoglobulina, de tal modo que reacciona de forma exagerada a un alimento que debería ser tolerado, ya sea por contacto, gestión o inhalación. Y la segunda es un proceso no inmunológico.