El consumo de bollos, pasteles y otros dulces se ha disparado en las últimas décadas en nuestro país, y en la actualidad supone que tomemos cada año hasta nueve kilos de estos productos. De esta forma, en 2018 el consumo de bollería, tanto en restaurantes como en casa, superaba los 500 millones de euros.
En los últimos 20 años la producción de este tipo de dietas ha aumentado de forma progresiva, y en comparación con 1998, el pasado año se llegaba a triplicar la cifra de bollos producidos y consumidos en nuestro país. De 75.000 toneladas anuales de bollería producida y vendida en 1998, se ha pasado a más de 178.000 toneladas solo en 2018.
En cuanto al consumo individual, el Informe de Consumo Alimentario de 2018 subraya que, a lo largo del año, tomamos casi seis kilogramos de pasteles y bollos en casa; y más de dos kilos en bares y restaurantes. Además, este informe también apunta a que los mayores consumidores de este tipo de productos menos saludables, con casi nueve kilos y medio al año, son los adultos que viven de forma independiente.
Este tipo de consumo viene propiciado, en gran parte, por los bajos precios de la bollería, que se sitúan en unos cinco euros por kilo; es decir, un gasto por persona alrededor de 30 euros anuales. Por otro lado, como informan desde la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), este tipo de productos no son necesarios para una dieta saludable, y en caso de tomar bollos o pasteles, se recomienda hacerlo de forma ocasional y moderada.