La prevalencia de diabetes tipo 2 en niños y adolescentes y el número de menores diagnosticados al año ha aumentado. Esto coincide con el incremento de obesidad y sedentarismo en estas edades.
Los niños que comienzan a padecer esta enfermedad presentan síntomas comunes, como una mayor cantidad de orina, sed, hambre, debilidad y cansancio y pérdida de peso.
La diabetes de tipo 1 no se puede prevenir, puesto que se origina por factores medioambientales y predisposición genética. Pero no ocurre lo mismo con la diabetes de tipo 2, que supone más del 90% de los casos en niños y adolescentes.
Los expertos recomiendan que, tanto los padres como la sociedad, inculquen a los niños una buena educación alimentaria para que adquieran buenos hábitos. Para ello, la dieta mediterránea aporta muchos beneficios y es buena para la prevención de la diabetes. Pero, además, los peques deben acompañarla de ejercicio físico regular.