El Reglamento sobre cosméticos de la Unión Europea se aplica a todos los Estados miembros, a Noruega, a Islandia y a Liechtenstein, y en el se recoge que cada producto debe tener una lista completa de sus ingredientes.
Sin embargo, la gente no lee los ingredientes de los productos de cosmética. Ana de Andrés, directora de Amapola Biocosmetics, explica que se trata de algo normal debido a la dificultad de comprensión de las palabras.
Existen algunas aplicaciones de cosmética que explican los ingredientes, pero que no dan una valoración precisa de estos por la falta de interpretación, según explica Ana de Andrés.
Por su parte, Mayte García, CEO de comsetics Herbera, habla de la creciente fobia a los productos químicos como algo que polariza y que no es positivo para nadie. Además, de Andrés hace hincapié en que ellas no utilizan ingredientes de síntesis química, sólo utilizan aquellos que proceden de la naturaleza, no en un laboratorio.
Para el medio ambiente son negativos algunos productos como los disruptores endocrinos, que dañan entornos naturales como los océanos provocando "malformaciones en los organismos acuáticos" resume García. Además, afectan directamente a nuestro organismo "los disrruptores hormonales tienen una estructura química muy similar a nuestras hormonas", explica de Mayte.
Los productos que sirven como fijadores de perfumes o los derivados del petróleo (aceites minerales, vaselinas, etc.), entre otros, son dañinos para el ecosistema. Hay cremas solares que no cumplen con requisitos de etiquetado que ya se han retirado del mercado.
Respecto al etiquetado, no se puede mostrar en el etiquetado que el producto no tiene ingredientes prohibidos, dado que se considera que podría denigrar al ingrediente. "por ejemplo, no puedes poner que no lleva parabenos, porque en el reglamento hay muchos que si que están permitidos, y eso le da una responsabilidad al consumidor que no es fácil" resume García.
Los ingredientes que ahora están prohibidos se han utilizado durante muchos años, por lo que de Andrés considera que "la legislación va un poco por detrás de lo que es la necesidad de retirar definitivamente ciertos ingredientes de la cosmética, es el Reglamento el de que debe hacer eso, no las certificaciones ecológicas".