Para lograr esto, se hace una medición de los distintos químicos del ambiente y de los campos eléctricos, de los campos magnéticos y del campo wifi además de la calidad del aire que tiene que ver con los químicos.
A muchos nos interesa la calidad del aire y del agua que sale de nuestros grifos. Todo esto tiene que ver con la salud medioambiental, que está relacionada con la medición de las sustancias y las radiaciones que nos rodean y que nos afectan directamente.
Se deben medir de forma empírica, con las mediciones se hace un estudio más en profundidad de las radiaciones y los químicos presentes en el hogar que son invisibles, insipidos e indodoros.
Es importante saber si los materiales presentes en casa desprenden sustancias químicas. Según Alejandra, los COV son contaminantes orgánicos volátiles, presentes en los muebles de la cocina de los que actualmente se puede pedir una ficha que especifiques presencia y niveles en ellos. Por otro lado, nos advierte delos barnices de urea que tiene un nivel de químicos muy altos. En ocasiones paran de emitirse, pero en otros objetos sobre todo antiguos, este producto se mantiene (como por ejemplo en pianos antiguos).
"Mi filosofía de trabajo es que no me llamen para cambiar el espacio", dice Alejandra. Esta iniciativa aprovecha los escombros y los desechos de las obras para diseñar nuevas viviendas, por lo que en su espacio de trabajo es común encontrar objetos sacados de la basura.
La legislación actualmente es casi inexistente en materia de establecer criterios para las reformas el sostenibles. Cuando preguntamos Alejandra si considera que la suya podría ser una casa del futuro nos contesta "que el ciudadano sea consciente de cómo poder repercutir un espacio en su salud, es información que gracias a medios de comunicación como Hazte eco se puede difundir. Gracias a esta demanda y a que el ciudadano está informado va a hacer que suba y a que surja la oferta de estos espacios que van a ser cada vez más enfocados a esta forma de trabajo".