El informe 'El polvorín del noroeste' de WWF ha sido presentado en Madrid y Lisboa para destacar que ambos países se enfrentan a una misma emergencia por los grandes incendios forestales (los mayores de 500 hectáreas), que debido a los efectos del cambio climático son cada vez más devastadores y ya no se ciñen a la época tradicional de riesgo: por eso la organización los define como "superincendios".
En 2017, el número de grandes incendios en España aumentó casi un 200% respecto a la media de la última década, y la superficie quemada en Portugal se multiplicó por cinco respecto al mismo periodo, hasta 440.000 hectáreas.
El noroeste es con diferencia la zona más castigada por los incendios forestales de la Península. El norte y centro de Portugal, Galicia, Asturias, Cantabria y León arden de forma recurrente en oleadas de incendios devastadores. En España, casi el 65% de los incendios se producen en el noroeste peninsular, y Galicia concentra el 50% del total nacional de incendios, con unos 6.000 siniestros al año.
Es significativo que en el noroeste de España los incendios intencionados supongan más de un 70% del total, respecto al 55% de media nacional, por motivaciones como las quemas para abrir pastos al ganado o para eliminar la vegetación de las parcelas particulares.
En Portugal, el pasado año, el 94% de los siniestros ocurrieron al norte del Tajo. De hecho, es el país europeo más afectado por los incendios y el cuarto país del mundo que mayor superficie forestal ha perdido en lo que llevamos de siglo, debido en gran medida a los fuegos que asolan el país cada verano.
Para WWF, este drama incendiario responde claramente a fuertes conflictos sociales sin resolver y a políticas forestales y territoriales obsoletas. Atribuir esta realidad a supuestas tramas incendiarias o incluso al "terrorismo incendiario" (cuya existencia ha negado la Fiscalía) no es más que un intento de eludir responsabilidades políticas ante un problema social y ambiental cuya solución requiere transformaciones profundas.
WWF defiende que los terribles incendios de 2017 deberían suponer un punto de inflexión para que ambos gobiernos cambien su enfoque en la lucha contra el fuego, porque los "superincendios" que trae el cambio climático no se apagan con más hidroaviones.
La organización propone un plan de acción a largo plazo contra los incendios, que deberá ser coordinado por los gobiernos luso y español y puesto en marcha junto a las administraciones regionales implicadas. La propuesta de WWF está basada en tres pilares: una estrategia ibérica de prevención de incendios que revitalice el territorio y lo haga menos vulnerable al fuego, medidas contra la impunidad ya que se identifica a menos del 10% de los autores de incendios y acción frente al cambio climático.
Una de las claves de esa estrategia de prevención debe ser la planificación territorial del eucalipto, para ordenar y limitar su plantación. Se calcula, por ejemplo, que alrededor del 40% de la superficie de eucaliptales en Galicia está abandonada.
Para WWF, es urgente conocer las plantaciones que no tienen propietario e intervenir sobre estos monocultivos abandonados, promoviendo su sustitución por bosques autóctonos, más diversos y resistentes al fuego o incluso por mosaicos destinados al pastoreo o la agricultura extensiva. Otras medidas que propone WWF son identificar las áreas de alto riesgo de incendios o promover la gestión forestal colectiva.
"Este es el primer informe que analiza la Península Ibérica como un todo, y los gobiernos deben asumir un plan de ataque conjunto para aquello que, ante todo, es un problema ambiental, social y económico", ha comentado la directora de ANP-WWF Portugal, Ângela Morgado.
"Portugal y la España verde serán un infierno año tras año si no cambiamos las viejas recetas contra el fuego", ha asegurado el secretario general de WWF España, Juan Carlos del Olmo. "El cambio climático ha traído nuevas reglas y por eso pedimos este nuevo enfoque ibérico frente a los incendios forestales. Solo trabajando juntos estaremos a la altura de este reto”, ha concluido.