Gracias a un estudio y un metanálisis de la Circulation: Cardiovascular Cuality and Quotes, la revista de la Asociación Americana del Corazón (AHA), se ha comprobado que existe una relación entre tener un perro y el riesgo de sufrir un ataque cardíaco o cerebrovascular.
Los investigadores han examinado a más de 300 mil pacientes suecos de entre 40 y 82 años con y sin perro, que habían sufrido alguno de estos dos ataques entre 2001 y 2012. De todas las personas analizadas, solo alrededor de un 5% eran poseedores de este animal. También redujeron un 33% el riesgo de muerte posterior a un ataque si vivían solos, y un 15% si lo hacían en familia o con hijos, mientras que a los no dueños, este riesgo baja un 27% y un 12% si vivían en familia.
Por otro lado, los estudios afirman que un perro alivia el aislamiento social y mejora la actividad física de una persona, dos factores que reducen la presión arterial y, que por tanto, mejoran los resultados cardiovasculares y la salud mental.
En general, los expertos han encontrado que los que viven con cualquier animal experimentan un 24% menos de riesgo de mortalidad por cualquier causa y, si en concreto se trata de un perro, reducen un 65% el riesgo a sufrir ataques al corazón.
A pesar de que estos hallazgos son sorprendentes, se necesitan más investigaciones para confirmarlo y dar recomendaciones sobre la prescripción de perros a los pacientes, siempre que la persona sea capaz de mantener su bienestar y hacerse cargo de él.