En los últimos cien años, el pingüino africano ha sufrido una grave caída en número de ejemplares, pasando de un millón de parejas a 10.000 debido a la pesca comercial, especialmente en Sudáfrica.
El pingüino de Galápagos, aunque nunca ha tenido una población muy abundante, se ha visto perjudicado por fenómenos climáticos, que han repercutido tanto en su alimentación como en su reproducción. Por último, el pingüino de los ojos amarillos cuenta con tan solo 1.500 parejas y está amenazado por especies introducidas en su hábitat en Nueva Zelanda.
Los expertos alertan también de la desaparición de ejemplares de pingüinos en la Antártida. Una disminución de población que afecta a especies como el barbijo o el de Adelia. Un declive que se agrava por una mayor competencia por el alimento o por la necesidad de desplazamientos más largos para conseguirlo, debido a las olas de calor causadas por el cambio climático.
Estas aves marinas no voladoras asociadas a corrientes oceánicas frías, viven en zonas del hemisferio sur como Argentina, Chila, Sudáfrica, Australia, Namibia, Nueva Zelanda y la Antártida, aportan información sobre el estado de salud de su ecosistema.
Los expertos opinan que lograr reducir el consumo de combustibles fósiles, lacontaminación por plástico y sustancias químicas, y fomentar las áreas marinas protegidas son factores fundamentales para la recuperación de estas especies.