Weller, que ha dedicado su vida profesional a mostrar lo que ocurre en la Antártida, explica que, tras visitar la Antártida después de 10 años sin ir, pudo observar cambios abrumadores y atemorizantes. Con esto se refiere a la desaparición de pingüinos o los glaciares teñidos de rosa por la aparición de algas que se ha dado por el aumento de las temperaturas.
La capa de hielo de la Antártida es cada vez más inestable, y es una zona con un ecosistema muy sensible ante los cambios climáticos. Que se derrita su capa de hielo puede provocar consecuencias negativas para las zonas costeras, según Weller, si la situación sigue así, el nivel del mar podría aumentar 10 metros en 300 años.
La zona oeste de la península es al que más cambios está sufriendo, con implicaciones en hábitats de especies como el krill.
La fauna
La fauna marina de esta zona es muy importante para el planeta. El krill antártico tiene un papel fundamental en la absorción de carbono y la corriente circumpolar transporta nutrientes que ayuda a mantener la biodiversidad marina.
La Comisión para la Conservación de los Recursos Marinos Vivos del Antártico (CCAMLR), que cuenta con 25 países, está analizando propuestas para conseguir nuevas áreas minoritarias protegidas. Con ello pretenden crear una protección alrededor de la península Antártica, un proyecto que comenzó en 2016 cuando fue concebida una enorme reserva marina en el mar de Ross.