Esta iniciativa ha evolucionado significativamente desde su inicio en 1992, en sus primeros años las solicitudes se rellenaban a mano en la Base Antártica Española Gabriel de Castilla. Con el tiempo esto fue cambiando y se amplió la posibilidad de la participación a personas fuera del territorio antártico en 2002 y, en 2009, se consolidó bajo el nombre de "Apadrina tu Pingüino". El proceso de apadrinamiento se realiza a través de este formulario y, finalmente, el solicitante recibe un diploma que certifica su compromiso con la causa y el nombre asignado a su pingüino.

Eduard Pérez Piqué, Capitán de Transmisiones y Oficial de Comunicaciones de la XXXVIII Campaña Antártica del Ejército de Tierra, señaló que, aunque el apadrinamiento es un gesto simbólico, su objetivo principal es generar conciencia sobre la conservación del medio ambiente y la protección de los pingüinos y otras especies.

Pérez destacó que se han registrado aproximadamente mil apadrinamientos diarios, alcanzando unos 60.000 al final de cada campaña. En la actual edición, 385 colegios están involucrados en la iniciativa. Durante la campaña, de lunes a viernes en horario escolar, se organizan videoconferencias diarias, en las que los expertos explican el descubrimiento de la Antártida, los proyectos científicos en Isla Decepción y la fauna del continente. Destacan que a los niños les entusiasma la idea de "tener" un pingüino que habita en un lugar remoto del planeta con el nombre que ellos eligieron.

Durante la campaña de investigación antártica española 2024-2025 se desarrollaron 28 proyectos científicos, entre ellos "Perpantar: Consecuencias ecológicas y evolutivas de la personalidad en pingüinos antárticos en un mundo cambiante".

El objetivo del proyecto, iniciado hace más de 25 años, es analizar la personalidad de tres especies de pingüinos (barbijo, papúa y Adelia) evaluar su impacto en la supervivencia y reproducción.

Los científicos han comprobado que el cambio climático está influyendo en ciertos rasgos de personalidad de estas aves. Características como la timidez, la agresividad o la curiosidad pueden ser determinantes en su capacidad de adaptación al entorno.