Imagen de la NASA realizada en 1986
Imagen de la NASA realizada en 2019
Los científicos no han concretado cuando va a ocurrir, pero sí han alertado de que esta ruptura podría afectar al resto de la plataforma continental.
Cuando esta fisura se encuentre con otra que cruza el cabo de sur a norte, el territorio quedará convertido en un enorme iceberg cuya dirección es imprevisible, así como el efecto que causará en el resto de la superficie de esa zona de la Antártida.
La segunda brecha ya existía y se mantuvo estable durante 35 años, según ha informado la NASA, pero su crecimiento se ha acelerado repentinamente y ha ido prolongándose hacia el norte a una velocidad superior a 4 kilómetros al año.
Las crecientes grietas que fracturan la superficie de la Antártida han generado preocupaciones de seguridad para las personas que trabajan en la plataforma, en particular los investigadores de la Estación Halley de British Antarctic Survey.
Esta base, que es una de las principales para la investigación de la Tierra, la atmósfera y la ciencia espacial, funciona durante todo el año, pero se ha cerrado dos veces por cambios impredecibles en el hielo.