En la última reunión del patronato del Monumento Natural de los Glaciares Pirenaicos, los expertos han concluido que la situación actual "no deja lugar a dudas" respecto a la desaparición del hielo glacial en la cordillera, según ha informado el Gobierno de Aragón.
Los expertos han explicado que los años 2011, 2014 y 2015 han sido los años más cálidos lo que repercute en los glaciares. Para Luis Cáncer, profesor de la Universidad de Jaén, estos datos concuerdan con los registrados en la estación Aneto, situada a 3.050 metros de altitud, donde en 2014 los valores térmicos se situaron por encima de la media a lo largo de once meses.
Luis Cáncer explica que mientras el pasado año 2015 registró un invierno más frío que el anterior, el verano fue mucho más cálido que el 2014, con temperaturas por encima de la media. Otras de las causas de este aumento de la aceleración de los glaciares son la escasa acumulación de nieve duranre los meses del invierno pasado.
Por su parte, María Luisa Moreno, directora del programa ERHIN (Evaluación de los Recursos Hídricos procedentes de la Innovación), un proyecto del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente, alerta de la reducción en un 15% del glaciar de la Maladeta en los últimos cinco años.
María Luisa Moreno explica que este glaciar del Pirineo presenta, en la actualidad, una superficie 23,58 hectáreas, un 53% menos que en el año 1991.
Además, señala que la media anual de pérdida de espesor de este glaciar durante este periodo ha sido de 2 metros, nivel que fue superado entre 2011 y 2012, con casi 3 metros de reducción.
Para el presidente del patronato del Monumento Natural de los Glaciares Pirenaicos, Fernando Lampre, los registros de la disminución de la masa glaciar en la vertiente sur del Pirineo son "contundentes".
La pérdida de superficie de estos glaciares fue del 50% entre mediados del siglo XIX y 1980, aunque este proceso se ha acentuado en las últimas tres décadas, con una reducción acumulada del 75%, según ha explicado el presidente.
En este mismo periodo, los glaciares de los Alpes experimentaron una reducción del 40%, lo que, a juicio de Lampre, evidencia la "gran sensibilidad" de los pirenaicos al calentamiento global y su "situación límite" en el contexto geográfico de la cordillera.