La ministra de Medio Ambiente francesa, Ségolène Royal, ha sido la encargada de la inauguración del primer tramo de carretera solar del mundo.
Este tramo recorre un kilómetro de una carretera departamental que conduce al municipio normando de Tourouvre-au-Perche, al noroeste de Francia, donde suelen circular al día unos 2.000 vehículos.
Con este proyecto pionero prevén alimentar el alumbrado público de un pueblo de 5.000 habitantes. Si continuasen asfaltando, al menos, un cuarto de las más de un millón de carreteras que hay en el país, los franceses conseguirían la independencia energética.
Sin embargo, la nueva infraestructura ha sido criticada por algunas asociaciones de ecologistas que opinan que el gasto tras cinco años de pruebas y su instalación es demasiado desorbitado para los beneficios que puede generar. En total, el gobierno francés ha invertido 5 millones de euros.
Los detractores han alegado que las plantas fotovoltaicas tradicionales son más rentables y que se desconoce realmente cuál será su resistencia al paso de los vehículos, el clima u otras circunstancias.
Por su parte, los responsables del proyecto han señalado que este tramo es solo una prueba, que es totalmente resistente al paso de los coches e, incluso, de camiones y que su precio disminuirá a medida que aumente la demanda.