Los datos son resultado de un estudio de medición de niveles de contaminación lumínica en el mundo a través de un satélite, llevado a cabo por la asociación Cel Fosc contra la Contaminación Lumínica, en colaboración con la NASA y la Agencia Espacial Europea en 2015.
Los países europeos que más dedican a iluminar sus municipios son Italia, con unos 987 millones de euros, y España, cuyo coste total asciende a 955 millones de euros, pero hay que señalar que el cálculo de nuestro país se realizó con un margen de error bastante amplio, lo que indica que los datos serían mayores que los que se conocen.
El estudio también deja constancia de que Madrid es la ciudad europea con más contaminación lumínica, por lo que el Ayuntamiento de la capital sustituyó, entre 2014 y 2015, el 40% de las lámparas de sus farolas por luces LED de bajo consumo, para garantizar una mayor eficiencia energética en el municipio. Sin embargo esta medida ha sido cuestionada por asociaciones y organizaciones conservacionistas, que afirman que no se ha hecho un estudio sobre el impacto ambiental, sino económico.
Los ecologistas afirman que las luces LED podrían agravar la situación porque es una luz más azul, que es peor para la salud y se dispersa más en la atmósfera, por el contrario, proponen una luz ámbar para poder reducir realmente la polución lumínica.
Diversos estudios apuntan a que la contaminación lumínica puede derivar en problemas de salud como el trastorno del sueño y enfermedades como el cáncer. Además, tiene consecuencias negativas para la sociedad porque supone una barrera para observar los diferentes fenómenos astronómicos.