A medida que transcurren los días, la crisis climática se agudiza y, junto a ella, llega las manifestaciones climáticas extremas y nocivas para el ecosistema en que se habita. Precisamente, los glaciares han sido de los más perjudicados. Las altas temperaturas aceleran cada vez más el proceso de desglaciación. Buena prueba de ello, el patrón climático natural en el océano Pacífico tropical, muy intenso entre 2015-2016, conocido como 'El Niño' (FEN).
En los últimos días, a este fenómeno se le ha atribuido la culpa de la rápida y actual extinción del hielo de los dos glaciares tropicales del monte indonesio Jaya, habitualmente nombrado como monte o pirámide de Carstensz. "En 2022, la zona cubierta por el hielo medía 230 metros cuadrados (diez veces menos que en el año 2000)", ha matizado en un seminario en Yakarta Dwikorita Karnawati, la directora de la Agencia Nacional de Meteorología, Climatología y Geofísica de Indonesia (BMKG, en inglés).
La propia Karnawati ha asegurado que los dos glaciares de este monte de 4.884 metros (mayor altitud de Oceanía), ubicado en la parte indonesia de la isla de Nueva Guinea, pueden desaparecer de aquí a 2025.
Una afirmación que también es fruto de sus pérdidas de hielo en la década anterior: ambos glaciares pasaron de tener un espesor en sus capas de hielo de 32 metros en 2010, a ocho metros en 2021. Lo que significa que se perdió un metro al año hasta 2015, cuando el deshielo se aceleró hasta los 2,5 metros anuales con picos de cinco metros en un año.
Este hecho no solo supondría una pérdida ecológica importante (mayor vulnerabilidad medioambiental, aumento del nivel del mar, extinción de las nieves...) sino también afectaría a los modos de vida y a la subsistencia de sus lugareños pues muchos de ellos dependen del agua dulce que estos glaciares acumulan y proporcionan para el agua potable, la agricultura y para la generación de electricidad.
Cabe destacar que por el mundo existen más glaciares tropicales por la región andina de Sudamérica (Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú); y en los montes Kilimanjaro, Kenia y Rwenzory de África.