El director general del Medio Natural de Castilla y León, José Ángel Arranz, ha informado este jueves que el censo del año 2016 refleja un asentamiento de esta población en la zona occidental de la cordillera, con 34 osas y 57 oseznos, así como una recuperación sólida en el área oriental, con 6 osas y 10 crías.
Estos dos principales núcleos poblacionales se distribuyen en las comunidades autónomas de Asturias, con un mínimo seguro de 29 osas y 50 crías, y Castilla y León, que registra 9 osas y 14 oseznos, y Cantabria, con 2 adultas y 3 crías.
La consolidación de la especie ha evolucionado hasta las 40 osas y 67 crías contabilizadas ahora. Por otra parte, no ha sido posible diferenciar 8 nuevos grupos familiares que podrían estar, 5 de ellos, asentados en la zona occidental y 3 en la oriental, pero cuya presencia no ha sido confirmada todavía, según ha avanzado Arranz.
Con los datos globales de 2016 y la media de los últimos siete años, se estima que la población de oso pardo en la cordillera Cantábrica oscila entre 260 y 270 ejemplares.
Hace algunos años, la población de osos pardos de Cantabria estuvo a punto de desaparecer, pero ahora se han asentado, por lo que, desde el Medio Natural se sienten bastante optimistas.
Los últimos informes muestran que no solo se ha incrementado el número de ejemplares sino también su área de dispersión, ya que en el censo de 2014 se avistaron osas con crías en Sograndio, a tan solo 7 kilómetros del centro de Oviedo, han explicado los expertos. Los datos muestran que el número de crías censadas se ha multiplicado por cuatro en los últimos 16 años.
Además, para detectar la posible presencia de osos pardos, diferentes asociaciones e instituciones colaboran aportando datos sobre avistamientos, huellas, restos y daños que hayan podido dejar a su paso.
A través de una base de datos, Asturias, Cantabria, Castilla y León y Galicia, colaboran en las labores de verificación con el propósito de no duplicar la información, ya que los osos transitan libremente por estos cuatro territorios.
El oso pardo fue declarado animal en peligro de extinción en 1989 y en los años posteriores todas las comunidades autónomas pusieron en marcha planes de recuperación que incluyeron acciones de seguimiento y censo de la especie en el territorio español.