El trabajo, elaborado por los profesores de Ecología de la Universidad de Barcelona (UB) y del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), Santiago Sabaté y Carlos Gracia, y el experto Daniel Nadal, del mismo Departamento de la UB, ha sido publicado en la revista científica 'Ecosistemas', editada por la Asociación Española de Ecología Terrestre. 

Según esta investigación, existe un riesgo elevado de que una parte de los ecosistemas forestales españoles se convierta en emisores netos de carbono durante la segunda mitad del siglo XXI.

El estudio ha revisado los resultados obtenidos de aplicar el modelo de simulación forestal Gotilwa+ (Growth of Trees is Limited by Water), una herramienta capaz de simular el crecimiento de los bosques y permite prever efectos del cambio climático sobre los ecosistemas forestales en condiciones ambientales cambiantes y, desde la perspectiva de la gestión, permite simular diferentes itinerarios de gestión de la masa forestal y compararlos entre sí. 

Para los escenarios de cambio climático simulados en Gotilwa+, la producción neta de los bosques españoles, es decir, el carbono fijado por fotosíntesis menos el carbono que gastan las plantas al respirar, se reducirá a partir de la segunda mitad de este siglo. 

Como consecuencia, los expertos han alertado de que los bosques que actualmente actúan como sumideros de carbono pueden pasar a actuar como emisores netos de carbono, ya que la respiración de las plantas, que es el proceso de absorción de oxígeno y emisión de dióxido de carbono, y la descomposición de la materia orgánica muerta superarán el proceso de fotosíntesis. 

Según ha informado la UB, Gotilwa+ también es capaz de simular los flujos de agua en diferentes tipos de ecosistemas forestales. En el contexto actual de cambio climático, con una aridez creciente y un aumento de la demanda evaporativa, las proyecciones indican que habrá un incremento de la 'evapotranspiración' de los bosques españoles, lo que puede suponer un impacto negativo sobre otros ecosistemas, como los fluviales. 

Según los expertos, las áreas más sensibles al cambio climático son los bosques mediterráneos de encina, pino blanco y pino rojo, situados en el sur y suroeste de la Península Ibérica. Los bosques situados al noroeste también se verían afectados, ya que las proyecciones indican una severa reducción de precipitaciones en esa zona. Además, el simulador muestra una mayor sensibilidad de algunos de estos bosques al incremento de la aridez, como por ejemplo los bosques de haya, que son especialmente sensibles a un incremento moderado de la temperatura media, o los bosques situados en las cotas más bajas, con posible migración altitudinal.