Un grupo de científicos de la Universidad de Notre Dame en Sidney ha demostrado la existencia de un vínculo entre el crecimiento de las alas del perico de Barnard y el cambio climático.

Para el estudio, se examinaron varios ejemplares del Museo de Australia Occidental, cuya colección data de principios del siglo XIX.

Las alas de estas aves, propias del oeste de Australia, se han alargado entre 4 y 5 milímetros en los últimos 45 años.

Estos cambios se produjeron, sobre todo, en la década de los 70, cuando las temperaturas aumentaron en 0,1 y 0,2 grados centígrados y cambiaron las prácticas de deforestación registradas en Australia Occidental.

Los científicos han explicado que aunque las variaciones de temperaturas no eran muy significativas, si lo ha sido el impacto medioambiental y que "el incremento en el largo de las alas puede ayudar a estas aves a liberarse del exceso de calor y adaptarse mejor a su ambiente".