Entre enero y junio de este año, se han producido más de 6.000 incendios forestales, una cifra que supera en 4.000, los que se produjeron a lo largo del pasado año. De todos ellos, al menos 3.700 fueron inferiores a una hectárea quemada, mientras que el resto, en su conjunto, han supuesto que ardan más de 38.000 hectáreas.
Estos datos, ofrecidos por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, contrastan de forma significativa con los incendios de 2018, que no superaron las 9.284 hectáreas quemadas. No obstante, con la llegada de una nueva ola de calor se eleva aún más el riesgo de incendio en todo el país. Aragón, Castilla y León, Cataluña, Extremadura, Navarra, País Vasco y Comunidad Valenciana, son las zonas de riesgo extremo, o más alto de incendios forestales de todo el país, como informa la Agencia Estatal de Meteorología.
A estas áreas, también se les suma el este peninsular, Baleares y Andalucía, con alto riesgo de fuego. En cambio, Galicia, Asturias y el norte de Castilla y León destacan por ser los puntos donde las probabilidades de incendio son las más bajas de todo el país.
Este elevado riesgo de incendios forestales se debe, aparte de al aumento de la temperatura media del país, propia de estas fechas, a los niveles de contaminación, más elevados este año que en 2018. Sobre todo porque el pasado año ha destacado por los altos niveles de humedad y lluvias que dispersaron parte de la polución y redujeron el riesgo de incendios en distintos puntos de la península y de las islas.