Las consecuencias de la actual crisis climática ya han empezado a mostrarse por todo el globo. En especial, ha supuesto un grave incremento de las temperaturas en territorios tan frágiles como la península antártica. El equipo de científicos situados en la base argentina Esperanza, en la Antártida registraba el pasado 6 de febrero la temperatura más alta hasta ese momento, con 18,3 grados centígrados.
Ahora, y aunque esta superficie helada se encuentre en una jornada típicamente cálida, al estar atravesando los meses de verano, se ha vuelto a superar ese récord de temperaturas más altas registradas. En concreto, otro equipo situado en una base antártica en la isla Seymour observaba el día 9 de febrero un incremento de hasta 20,75 grados.
No obstante, de momento los investigadores advierten que estas temperaturas no constituirían un indicio del todo claro acerca del impacto del cambio climático en la región; aunque sí podría usarse como uno de los factores determinantes en el estudio.
De esta forma, se advierte la misma tendencia del pasado año de temperaturas más altas en la región antártica. Una situación que terminaba cerrando 2019 como el segundo año con las temperaturas más altas en la Antártida desde que se tienen registros, y continuaba posicionando al mes de enero de 2020 como el más caluroso.