El documento 'El consumo sostenible y los productos certificados 2024', presentado por su director Xavier Moraño, señala hasta 27 estilos de vida que los ciudadanos consideran que es algo que les define como personas y la mayoría opta por las actividades en familia (un 71 %), viajar (64 %) y actividades con amigos (63 %).

Hay que llegar a la duodécima posición de la clasificación para encontrar el epígrafe de vida sostenible (35 %), si bien hay otros estilos cercanos como la Naturaleza (47 %), la playa (40 %) o las mascotas (32 %). Razones para un rechazo Lo más llamativo del informe es la creciente desconexión de los jóvenes con la sostenibilidad pues en el caso de las personas entre 16 y 24 años "su preocupación por el medioambiente ha pasado en cinco años de un 45 % (en 2019) a un 23 % (2024)"; un descenso "notable" que afecta a todas las cuestiones planeadas: cambio climático, contaminación de ciudades, exceso de plásticos y disminución de biodiversidad. Según el estudio, aunque los porcentajes caen este año respecto al anterior, son los segmentos de mayor edad, los de 55 a 64 años y los de 65 o más, los más interesados por la sostenibilidad, con un 49 %, mientras el resto de grupos de edad, especialmente el de los más jóvenes, están por debajo. Entre las razones para ello: la sobrecarga de responsabilidad, la culpabilización y el rechazo, el impacto emocional de la información, la influencia de las redes sociales y la institucionalización de la sostenibilidad.

La UE se compromete a respetar los bosques
La UE se compromete a respetar los bosques | Pexels

Moraño explica que el gran número de noticias con el mensaje de que cada vez vamos a peor causa en los jóvenes “frustración, indiferencia y desconfianza” y gana peso en sus vidas aquello que genera una gratificación inmediata, por lo que la solución pasa por "generar ilusión por formar parte de algo grande", imaginando un futuro mejor y convirtiendo el discurso en "actos que realmente puedan cambiar las cosas". El estudio identifica cuatro grupos sociales según su relación con la sostenibilidad y su forma de consumir de manera más o menos respetuosa con el medioambiente: alpinistas, montañeros, senderistas y desmotivados. Los alpinistas (el 9 % de los españoles) tienen mayor educación académica y vivir de forma sostenible es parte fundamental de su identidad: practican hábitos como clasificar la basura o comprar productos locales y ecológicos. Los montañeros (37 %) muestran una preocupación muy elevada por los problemas ambientales, pero piensan que las acciones individuales no tienen utilidad real para resolverlos.

Los productos ecológicos más interesantes de la feria de Biocultura de Madrid
Los productos ecológicos más interesantes de la feria de Biocultura de Madrid |

Los senderistas (44 %) tienen una actitud positiva hacia el tema pero rara vez la materializan en hábitos porque no consideran muy importantes los problemas ambientales. Los desmotivados (11 %) definitivamente no están preocupados por el medioambiente y en los últimos cinco años su tamaño se ha duplicado. Un 46 % de los españoles asegura confiar en los sellos que certifican que un producto respeta el medioambiente o trata mejor a los trabajadores, pero esa confianza ha disminuido 9 puntos en los últimos años: desde el 55 % en 2019 al 46 % en 2023. Aunque siguen teniendo influencia en las compras, el exceso de etiquetas ecosociales "está generando una sensación creciente de desinformación" lo que ha llevado, según Moraño, a que "para los ciudadanos casi todos sean iguales" y cada vez menos personas los empleen como referente en sus decisiones de compra. El estudio incluyó 49 sellos concretos: aunque pueden ayudar a saber si un producto es más sostenible "la mayoría son bastante desconocidos por la población española" y de hecho "sólo uno fue reconocido por más del 50 %" de los consumidores y sólo 13 son conocidos para entre el 20 % y el 44 %". En cuanto a los valores a la hora de elegir un producto, los más importantes son el precio (47 %), la procedencia (24 %), la información ecosocial (14 %), la marca (9 %) y el sello ecológico (6 %).