La iniciativa de Fundación Mutua Madrileña y Antena 3 Noticias, 'Contra el maltrato, Tolerancia Cero', lanza una campaña dirigida a la prevención de la violencia de género en mujeres mayores de 65 años. Muchas de ellas se han acostumbrado al control, la amenaza y la humillación. Hoy mismo es el día para jubilarse de este maltrato. Llevar muchos años aguantando la violencia de género por parte de una pareja no es una razón para seguir sufriendo. Pide ayuda, da el primer paso.
El 40% de los encuestados en el III Macroestudio de violencia de género Tolerancia Cero opina que las víctimas de violencia de género no denuncian por haberlo normalizado en sus vidas. Llevar muchos años sufriendo maltrato no es una razón para seguir aguantando. Es posible salir de esta situación, a cualquier edad.
Las mujeres mayores sufren en mayor medida la discriminación por género que las mujeres jóvenes y además la discriminación por la edad las afecta también más que a los hombres mayores, esta doble discriminación es el caldo de cultivo para que la violencia de género que se da en mujeres mayores pase desapercibida, y se le dedique en cierta manera menos atención y recursos,
Uno de los datos más relevantes del estudio ‘Mujeres mayores de 65 años víctimas de violencia de género’ es que el 40% de las encuestadas (de entre 65 y 83 años) había sufrido violencia física, psicológica, sexual y/o económica por parte de su marido a lo largo de más de 40 años de su vida en pareja. Y el 27% la sufrió durante 20 o 30 años.
También influye en esa “invisibilidad” que gran parte de campañas de sensibilización institucionales suelen mostrar a mujeres jóvenes.
Tampoco olvidemos que muchas viven en zonas rurales con menos dotación de recursos sanitarios y de asistencia social cerca, con menos posibilidad de transporte público, entre otras peculiaridades.
Además, por lo genera,l con independencia del lugar de residencia una gran mayoría tiene problemas físicos de movilidad, entre otros factores influyentes como el nivel de estudios y económico.
Todo esto redunda en que las propias mujeres mayores, que de por sí tienden a normalizar la violencia por una mera cuestión cultural de tradición y costumbre aprendida de una sociedad machista del pasado, continúen sin pedir ayuda o denunciar tanto como las jóvenes, pues les cuesta reconocer que son víctimas.