África es una de ellas y Tango es su perro protector. Ella ha recurrido a la ayuda del Proyecto Pepo para protegerse de su agresor. Hace ocho meses que éste salió de prisión, pero ahora ella puede salir a la calle más tranquila. Tango evitará un posible ataque.
"El problema está en el tiempo que tardan en llegar las unidades policiales. tardan entre 5 y 7 minutos. Ese tiempo con tu agresor se puede convertir en un desenlace horroroso", cuenta África.
Cuando las víctimas se encuentran cara a cara con su agresor, se bloquean y no son capaces de dar una orden, por eso, un movimiento mecánico en el arnés del perro es mucho más efectivo.
"Lo único que buscamos es que el agresor no entre en contacto con la usuaria", asegura Ángel Mariscal, responsable de este proyecto. Él destaca que para que el binomio funcione se necesita que la mujer reciba una formación para mantener al perro y llevarlo en óptimas condiciones.
Tango es solo uno de los 40 perros de protección con los que trabaja el Proyecto Pepo. Una iniciativa sin ánimo de lucro que cuenta con una larga lista de espera. Y es que 13.000 mujeres denuncian violencia machista cada mes.