Las conductas de riesgo al volante también son habituales: un 21,2% de los jóvenes ha conducido tras fumar porros al menos una vez en el último medio año, mientras que un 9,1% lo ha hecho de manera recurrente.
Tras consumir alcohol han conducido, al menos una vez en los últimos seis meses, un 26,6% de los jóvenes, si bien son menos (7,5%) los que lo hacen habitualmente.
La pandemia ha marcado un antes y un después en la manera en la que las y los jóvenes se enfrentan a determinados comportamientos de riesgo (de consumo de drogas, de conducción temeraria, relacionados con el acoso y la violencia física o ligados a la sexualidad). Tras la pandemia, se arriesgan menos, pero admiten que les compensa más realizar determinadas prácticas a pesar de la inseguridad que perciben en ellas.
En general, se observa un relativo decrecimiento entre 2021 y 2023 en la realización de comportamientos de riesgo con alta frecuencia, siendo este último año un punto de inflexión teniendo en cuenta que no habían dejado de incrementarse desde 2017. Como ejemplo, la participación en peleas con frecuencia pasó de un escaso 1,6% en 2017 hasta el 4,7% en 2019 y se incrementó espectacularmente en 2021, llegando al 11,1%, para reducirse ligeramente en 2023 hasta el 9,2%. En el caso de la conducción bajo los efectos de las drogas se ha seguido un recorrido similar en los últimos años.
Aunque las relaciones sexuales sin protección tienen una evolución más errática, pues descendieron en frecuencia en 2019 y volvieron a aumentar durante la pandemia, siempre han sido las prácticas de riesgo más frecuentes. De hecho, en la actualidad, algo más de cuatro de cada diez declaran que nunca tiene relaciones sexuales en situación de riesgo (42,9%) mientras que más de tres de cada diez indican que tienen relaciones sexuales de riesgo de vez en cuando (pocas veces o alguna vez) (32,1%) y casi dos de cada diez reconocen que lo hacen con frecuencia (a menudo o con mucha frecuencia) (19%).
Para Beatriz Martín Padura, directora general de Fad Juventud: “Comprender cómo las y los jóvenes se enfrentan a los comportamientos de riesgo permite identificar las estrategias más efectivas para prevenir problemas de salud y promover comportamientos saludables. Si conocemos los desafíos a los que se enfrentan y las formas en que abordan los comportamientos de riesgo, podemos diseñar programas y políticas más adecuados y adaptados a sus necesidades”.
“Este Barómetro nos permite ver la evolución de las conductas en la juventud y detectar puntos de intervención para lograr eliminar ciertos comportamientos extendidos que puedan comprometer la salud pública”, señala Lorenzo Cooklin, director general de la Fundación Mutua Madrileña.
El género y la edad tienen un impacto claro sobre el comportamiento frente a los riesgos. Los hombres destacan por encima de las mujeres en todas las cuestiones estudiadas, llegando a duplicar los porcentajes. Y jóvenes entre 15 y 19 años tienden a asumir más situaciones arriesgadas que el grupo más mayor.
Arriesgarse o no arriesgarse: Esa es la cuestión
Durante la pandemia, se dispararon las cifras de compensación frente a los riesgos, cifras que varían poco significativamente, salvo en el caso de las borracheras. Los datos muestran un descenso en la proporción de jóvenes a quienes les parece totalmente asumible el emborracharse sin perder el conocimiento (del 26,3% de 2021 al 17,6% actual).
Algo menos descienden quienes aceptan sin dudar la práctica de deportes de riesgo (24,1% al 23,4%), fumar porros (del 16,5% al 15,8%) o colgar fotos íntimas en redes sociales (del 10% al 7,8%). Y se mantienen relativamente estables otras cuestiones como conducir vehículos cuando se han consumido drogas o alcohol (7,7% al 8%), no usar protección en las relaciones sexuales (12,5% al 12,4%), consumo de cocaína o pastillas (6,8% al 7,9%), meterse en peleas (8,3% al 9,3%) o conducir a mucha velocidad (12,1% al 14,7%).
Es frente a los datos de 2019 cuando observamos la tendencia a poner más por delante los beneficios a los riesgos de todas estas prácticas, lo que podría ser consecuencia de las restricciones impuestas por la situación de pandemia y la consiguiente exacerbación de la idea de disfrute máximo como modelo de vida. Salvo el publicar fotos íntimas en redes sociales, que es el comportamiento en el que menos compensa arriesgarse y va en descenso.
Sobre la Fundación FAD Juventud
La FAD, antes Fundación de Ayuda contra la Drogadicción, es ahora Fundación FAD Juventud, una fundación privada e independiente cuyo propósito es mejorar el bienestar y la calidad de vida de la juventud, como protagonista del presente y artífice del futuro.