Belén Gallo, coautora del estudio y subdirectora del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Cataluña (IMLCFC), ha afirmado en una entrevista que hay una concepción general de que "la violencia machista es fruto de una patología o trastorno", mientras que el estudio ha demostrado lo contrario.
La hipótesis de la que partieron las tres autoras del estudio, elaborado también por la doctora y directora del IMLCFC, Aina Estarellas, y la doctora Ana Milena, es que no había ningún perfil psicopatológico específico del maltratador que "justificara" la violencia de género.
La investigación ha consistido en comparar las valoraciones que médicos forenses hicieron de 187 hombres denunciados por delitos de violencia machista con los expedientes de 88 hombres denunciados por otros delitos, entre los años 2008 y 2015. Los datos se recopilaron de los expedientes de los partidos judiciales de la ciudad de Tarragona, El Vendrell (Tarragona) y Valls (Tarragona).
La principal conclusión del estudio es que no hay ningún perfil psicopatológico asociados a los maltratadores pero, aunque no exista un trastorno específico entre este tipo de agresores, los diagnósticos más frecuentes de la población analizadas son el consumo de drogas (33%), los trastornos derivados del consumo de alcohol (30%) y los trastornos del ánimo (26%).
En relación con los diagnósticos, Belén Gallo ha señalado que la muestra contiene una "población sesgada", en el sentido de que los hombres analizados disponían de una valoración forense porque, o bien tenían antecedentes médicos o el fiscal o el juez sospecharon que podían tenerlos. Por este motivo, es probable que la muestra de los denunciados contenga una mayor incidencia en los trastornos de ánimo y en el consumo de estupefacientes.
Mala gestión de la ira: "En general suelen ser personas que gestionan mal la ira, que tienen dificultades para expresar sus sentimientos y gestionar los conflictos" ha constatado la doctora y coatura Aina Estarellas. El estudio también ha concluido que hay una gran "carencia" de informes de predicción de riesgo de violencia de género, ya que tan solo se realizaron en un 6 % de la muestra analizada.
Estos informes, que tienen como finalidad evitar la reiteración delictiva, aportan más datos sobre síntomas y antecedentes psicopatológicos y, en definitiva, sirven para implantar medidas cautelares, como la protección de las víctimas o las órdenes de alejamiento. Los informes de predicción de riesgo de violencia machista no solo son relevantes para la protección de la víctima, sino que también son una medida útil para trazar una estrategia para el tratamiento del condenado. Gallo también ha explicado que con este estudio han querido cambiar el "foco sobre la violencia machista", ya que en muchas ocasiones se centra en la víctima y no en el maltratador, que es "quien acaba llevando a cabo la conducta delictiva".