El miedo a las represalias paraliza a un 40% de las personas que conocen situaciones de violencia de género. Esta es una de las conclusiones que ha obtenido la Universitat de Girona (UdG) en su investigación sobre el acoso de segundo grado. Este fenómeno se define como el acoso que reciben las personas que apoyan a las víctimas de violencia de género, y supone una de las principales barreras que llevan a no intervenir ante un caso de violencia.
Concretamente, el 68% de las personas que participó en el estudio de la UdG afirmaron conocer situaciones de violencia de género, bien por haberlas presenciado o porque las víctimas se las relataron, pero el 40% de las personas reconoce no haber actuado por este miedo al acoso de segundo grado. Los encuestados también citaron otros motivos para no intervenir, como no saber qué hacer para asistir a la mujer, o el vínculo familiar o de amistad con el agresor.
La investigación señala que el acoso de segundo orden es normalmente ejercido por la misma persona que ha cometido violencia de primer orden. El tipo de represalias más citado por los participantes es el ataque verbal o psicológico, que busca desprestigiar a quien ayuda a las mujeres en relación a su vida personal y profesional. De hecho, parte de las víctimas de violencia de segundo orden son profesionales, como los abogados de las víctimas, sus amistades, familiares y personas anónimas que se han interpuesto ante una agresión física que han presenciado.
La prevención y la investigación a través de estudios como el de la Universitat de Girona, pionero a nivel internacional por aportar cifras concretas en torno al acoso de segundo grado, es básica para que este miedo a las represalias deje de ser un motivo de pasividad ante un caso de violencia de género.